México, ¿cómo vamos? presenta un análisis de los resultados de su primera encuesta de perspectivas económicas 2021: Lo que valoramos tras la pandemia, en colaboración con Datología (Grupo Reforma). La encuesta fue levantada en febrero de este año, casi un año después de los primeros confinamientos. Entre sus principales resultados destacan los siguientes elementos:
1. Libertad por encima de todo. Las personas en México valoran mucho la libertad pues genera optimismo, y no están dispuestas a ceder en libertad de expresión o de tránsito a ningún precio, ni siquiera a cambio de mejores servicios públicos, de menor pobreza ni de mayor seguridad pública.
2. Democracia. A pesar del deterioro de su reputación, más de la mitad de la gente piensa que México es una democracia, salvo los jóvenes entre 18 a 29 años. Sin embargo, una mayoría (seis de cada 10) está dispuesta a vivir en un contexto más autoritario a cambio de mayor seguridad pública, lo cual consuena con la confianza que la gente deposita en las fuerzas armadas, muy por encima de los cuerpos policiales civiles.
3. Capitalismo y oportunidades. La mayoría (60%) considera que el capitalismo sólo beneficia a una minoría privilegiada. Siete de cada diez piensa que el sistema económico actual en México favorece a unos cuantos a costa del resto y más de la mitad no cree que el modelo económico dejará un mejor país para las siguientes generaciones.
4. Preocupación por economía familiar empata con salud. La forma en la que se abordan los problemas económicos importa. Al preguntar por cuál es el principal problema en el país, la mayoría considera que la salud y/o el coronavirus es el tema más importante que atender. El término economía aparece en el cuarto lugar con sólo 14% de las respuestas. Sin embargo, si se agregan los términos desempleo y pobreza al resto de los problemas económicos, prácticamente empata la preocupación por estos y los de salud pública.
5. Mujeres más críticas al evaluar problemas económicos. Las mujeres piensan que la economía del país y de la entidad ha empeorado casi 10% más que los hombres, pues son quienes ejercen con mayor frecuencia el gasto para el hogar y tienen mayor capital social y más fuentes de información económica. Son, también, las más dispuestas a sacrificar libertades o reorientar el dinero destinado a proyectos de gobierno con tal de resolver problemas sistémicos como la pobreza.